Informe McKinsey Productividad de EEUU

Impulsar la productividad de EE.UU. representa una oportunidad de 10 billones de dólares en el PIB estadounidense de aquí a 2030

Es necesario recuperar las tasas históricas de crecimiento de la productividad para hacer frente a los retos estadounidenses.

Desde 2005, la productividad laboral estadounidense ha crecido a un mediocre 1,4% anual. Al mismo tiempo, los salarios reales se han ralentizado y la tasa de actividad ha disminuido. Recuperar la tasa de crecimiento de la productividad a largo plazo del 2,2% ayudaría al país a afrontar los retos que se avecinan, como la escasez de mano de obra, la deuda, la inflación y el coste de la transición energética.

Pero si la economía de EE.UU. fuera un coche, el motor lleva un tiempo petardeando. En los últimos 15 años, el crecimiento medio de la productividad ha sido sólo del 1,4%, a pesar de los increíbles avances de la tecnología digital, que han puesto un superordenador en cada bolsillo. Esta situación es bien conocida. Tampoco se limita a Estados Unidos. La mayoría de los países de la OCDE han registrado un descenso del crecimiento de la productividad laboral desde 2005.

En la economía estadounidense también hay un problema de transmisión. El vínculo entre el crecimiento de la productividad y los ingresos reales se ha debilitado. En el boom de posguerra de 1948-70, los ingresos crecieron un 3,0% anual, mientras que el crecimiento de la productividad fue del 2,8% de media. Más recientemente, los ingresos reales han crecido un 0,7%, muy por debajo del 1,4% de aumento de la productividad. Peor aún, no todos han compartido por igual las ganancias relativamente bajas en los ingresos, y las tasas de participación laboral han caído del 67% en la década de 1990 al 63% en 2019, ya que millones se han desanimado sobre el trabajo.

Alcanzar e igualar los aumentos de productividad exigirá una acción concertada.

Las prioridades incluyen: